Un Informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del 2019, titulado “Participación laboral femenina”, señaló que “el fuerte crecimiento de la participación laboral femenina (PLF) es uno de los cambios socioeconómicos más notables del último medio siglo, con un impacto fundamental en el desarrollo socioeconómico y en la convergencia de los roles de género. Afortunadamente, este fenómeno de alcance global no ha estado ausente en América Latina. Mientras que en los años sesenta sólo un 20% de las mujeres adultas trabajaban o buscaban trabajo activamente, el porcentaje escaló hasta alcanzar un 65% en la actualidad”.
En Panamá, en el 2019 el porcentaje de mujeres económicamente activas estuvo 10 puntos por debajo del promedio latinoamericano (55%), y producto de la pandemia, disminuyó casi 8 puntos (a 47.3%) en el 2021, según informes del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), de la Contraloría General de la República. Más aún, la participación porcentual de la mujer en el empleo perdió 2 puntos porcentuales en esos dos años, de 42% de la fuerza laboral del país, a 40%.
Si bien falta mucho por alcanzar la igualdad absoluta, tanto cuantitativa como cualitativa, en relación a la participación de la mujer en el ámbito laboral, hay aspectos interesantes que conviene analizar.
Las mujeres panameñas se están preparando mejor para el empleo, como lo demuestra el que 2 de cada 3 graduandos universitarios son mujeres, y en el terreno laboral, ellas de hecho tienen una posición de liderazgo en los empleos que requieren mayores niveles de escolaridad.
El promedio de instrucción formal de las trabajadoras panameñas (octubre 2021) es de 12.5 años aprobados, vs. 11.2 de los hombres. Ellas representan 46% de los cargos gerenciales (promedio de escolaridad: 15.4 años), 58% de las posiciones profesionales, científicas e intelectuales (promedio: 16.5 años), 53% de las técnicas de nivel medio (15.2), 68% de las administrativas (14.0) y 56% de los trabajadores del comercio (10.9).
La participación femenina disminuye en oficios predominante manuales, como Agricultores (27%), Artesanos (20%), Operadores de Maquinaria (2%) y Mano de Obra no Calificada (36%).
70% de los empleos en Panamá son presenciales y de allí el devastador impacto que ha tenido la pandemia de la Covid-19, enteramente asumido por el sector privado, que en el 2020 perdió a 364 mil trabajadores asalariados, 42% de sus empleos formales, mientras que a otros 284 mil se les suspendió su contrato laboral. Es decir que en el primer año de pandemia, 3 de cada 4 empleos formales de la empresa privada desaparecieron o fueron suspendidos. 94% de los trabajadores que perdieron sus empleos tenían 11 o menos años de escolaridad y realizaban labores presenciales.
En este contexto, los nuevos empleos que se generarán en la era postpandemia requerirán de mayores grados de instrucción formal, y la mujer panameña parece estar mejor preparada para enfrentar ese “futuro del trabajo”, que ya llegó.
