¿Mentalidad estancada o mentalidad de crecimiento?

¿Mentalidad estancada o mentalidad de crecimiento?




Varias encuestas a líderes y expertos en temas de liderazgo han concluido en que los líderes se hacen, no nacen. Son sus experiencias de vida y las respuestas a las mismas las que van construyendo su carácter.

¿Cómo saber qué tipo de mentalidad tienes y cómo hacer para cambiarla hacia la que te conviene tener?

  • ¿Estás en un lugar de trabajo, relación o vida personal de mentalidad estancada o de mentalidad de crecimiento?

  • ¿Sientes que la gente simplemente te juzga o que te ayuda a desarrollarte? Quizás podrías fomentar la mentalidad de crecimiento, empezando por vos misma/o.

  • ¿Hay alguna manera de que estés menos a la defensiva en lo que respecta a tus errores?

  • ¿Podrías intentar canalizar las críticas?

  • ¿Hay alguna forma de que puedas generar más experiencias que estimulen tu aprendizaje?

  • ¿Cómo reaccionas hacia los demás en tu lugar de trabajo?

  • ¿Eres un jefe de mentalidad fija, concentrado en tu poder más que en el bienestar de tus empleados?

  • ¿Alguna vez reafirmas tu posición humillando a los demás?

  • ¿Has tratado en alguna ocasión de boicotear a empleados de alto rendimiento porque te sentías amenazado por ellos?

A mi me ha pasado, ser víctima de ese tipo de personas, y como el rol de víctima no me va, no me gusta, me da urticaria, decidí hacer algo al respecto. Creo que en ese momento comenzó la misión de mi vida, de ayudar a otros despues de ayudarme y trabajar eso en  mi por supuesto.

Me encontré con personas que temían de mi potencial, de modo que ponían palos en la rueda o que no ayudaban en mi carrera profesional. Siempre les estaré agradecida por eso, sin tener esa intención, me ayudaron a crecer más aun.

Al darme cuenta de que había personas así, tomé el liderazgo de mi propia vida aún estando en organizaciones y con jefes (no líderes), para hacerme cargo de mis ascensos, y de mi propia carrera. Y eso es lo que enseño hoy a mis clientes.

Hablaba con dos clientas Directoras de Capital Humano hace unos días, ambas personas que se ocupan de la carrera, de los ascensos y de ayudar a sus líderes a mejorar. Les decía que yo nunca había tenido a alguien así como ellas en mi carrera, y que eso en mi vida se había convertido en la gran oportunidad para que aprenda a liderarme.

El primer curso de liderazgo me lo pagué yo y así todo lo que hice por mi crecimiento personal, y sigo haciendo, eso es inversión pura y jamás dudo en ponerla sobre mi. A pesar de que era Gerente de Proyectos y Directora de empresas, cuando me independicé, fui yo quien pagó por la capacitación. Los líderes de las emrpesas para las que trabajé preferían que yo estuviera facturando y no veían a la capacitación como un activo que mejoraría a la persona que trabajaba para ellos.

Entonces, ya sea que eres padre, madre, líder, jefe:

Piensa en formas de ayudar a tus empleados a desarrollarse en el trabajo: ¿aprendizaje?, ¿talleres?, ¿sesiones de formación?

¿Cómo puedes empezar a verlos y tratarlos como colaboradores y como un equipo.

Haz una lista de las estrategias y ponlas a prueba. Hazlo incluso si ya piensas que eres un jefe con mentalidad de crecimiento. El apoyo y la motivación nunca le han hecho daño a nadie.

Si diriges una empresa, obsérvala desde la perspectiva de la mentalidad de crecimiento. Piensa en cómo crear una cultura de autoevaluación, de comunicación abierta y de trabajo en equipo.

Organiza debates donde se argumenten las diferentes posiciones. Instala un buzón para las sugerencias anónimas para que los colaboradores puedan participar en la toma de decisiones. Recuerda, los ellos pueden ser pensadores independientes y, a la vez, jugadores de equipo. Ayúdalos a cumplir ambos papeles.

En su estudio sobre gente con talento, Benjamin Bloom había incluido a concertistas de piano, escultores, nadadores olímpicos, jugadores de tenis, neurólogos investigadores y matemáticos, pero no a gente que tuviese talento para las relaciones

interpersonales. Lo hizo a propósito. En definitiva, existen muchas profesiones en las que las relaciones interpersonales tienen un papel fundamental –profesores, psicólogos, administradores, diplomáticos...–, pero por mucho que lo intentase, Bloom no pudo encontrar ningún método para medir la habilidad social. A veces ni siquiera estamos seguros de que eso sea una habilidad. Cuando vemos a alguien con destacadas habilidades sociales, no lo vemos como alguien dotado, lo consideramos sencillamente como una persona agradable o encantadora.

Una conclusión a la que llegó el entrevistador Warren Bennis al entrevistar a grandes líderes fue que «todos ellos convenían en que los líderes se hacen, no nacen, y se hacen a sí mismos más que a través de cualquier medio externo». Bennis decía: «Yo creo que cualquier persona, sean cuales sean su edad y sus circunstancias, es capaz de transformarse a sí misma».

Esto no significa que toda persona quiera liderar, pero sí que tiene el poder y la capacidad de liderarse a si misma.

Desgraciadamente, la mayoría de los directivos, o incluso directores ejecutivos, se han convertido en jefes, no en líderes. Ostentan el poder en lugar de transformarse a sí mismos, a sus trabajadores y a su empresa.

¿POR QUÉ OCURRE ESTO?

La mayoría de las personas, cuando llegan por primera vez a ser directivos, entran en un período de gran aprendizaje. Se apuntan a talleres complementarios para completar su formación, están abiertas a nuevas ideas y piensan muy a fondo y durante mucho tiempo cómo hacer bien su trabajo. Pero una vez que han aprendido lo básico, dejan de intentar mejorar. Pierden de vista sus objetivos originales. Se contentan con hacer su trabajo, cumplir objetivos y con todo lo que trae aparejado el rol en términos de beneficios y/o problemas.

O bien, como argumenta Morgan McCall, muchas organizaciones creen en el talento natural y no buscan gente que tenga el potencial de desarrollarse. No solo es que esas organizaciones estén dejando pasar un gran grupo de posibles líderes, sino que, en

realidad, su creencia en el talento natural puede aplastar a los mismos que ellos creen que son los talentos naturales, transformándolos en personas que se resisten al aprendizaje, prepotentes y a la defensiva. La lección es esta: crea una organización

que aprecie el desarrollo de las habilidades, y observa cómo emergen los líderes.

CULTIVA TU MENTALIDAD

Cuando vemos la relación que existe en un matrimonio excelente, no decimos que sean unos grandes creadores de relaciones, decimos que son buena gente. O que tienen química entre ellos. ¿Qué quiere decir eso?

Lo que quiere decir es que, como sociedad, no comprendemos las habilidades de relación interpersonal, es algo a lo que recién ahora se le está dando más atención. Y aun así, la gente se lo juega todo en las relaciones sentimentales. Quizá por eso tuvo tanta repercusión el trabajo de Daniel Goleman Inteligencia emocional en el que enumeraba y explicaba las habilidades emotivo-sociales.

Las mentalidades añaden otra dimensión a todo esto. Nos ayudan a comprender mejor por qué a menudo la gente no aprende las habilidades que necesita, ni utiliza las que ya tiene. Por qué se arroja la gente tan esperanzadamente en brazos de una nueva relación, solo para acabar anulándose a sí mismos. Por qué se transforma el amor tan a menudo en un campo de batalla, en una auténtica carnicería. Y lo que es más importante, las mentalidades nos ayudan a comprender por qué algunas personas son capaces de construir relaciones duraderas y satisfactorias.

LAS MENTALIDADES CUANDO SE ENAMORAN

Hasta ahora hemos visto que tener una mentalidad fija significa creer que tus rasgos personales son inmutables. Pero en las relaciones sentimentales entran en juego otros dos factores: el otro y la relación misma. La mentalidad fija, por tanto, te afecta a

tres niveles. Puedes creer que tus habilidades son fijas, que las cualidades del otro son fijas y que las cualidades de la relación son inalterables (son intrínsecamente buenas o malas, estáis hechos el uno para el otro o sois incompatibles). Todo queda listo para

sentencia.

La mentalidad de crecimiento, por el contrario, afirma que los tres factores pueden desarrollarse. Los tres: tú mismo, tu pareja y la relación misma sois susceptibles de cambio y crecimiento.

Deseo tengas una buena semana y mejor vida!

Paula Cabalen

Estratega de negocios, CEO de Consultophy y embajadora Cambridge Business Association Points of You Caountry Leader
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