El 11 de septiembre de 2018, Adrian Baron, banquero húngaro de 63 años de edad, se declaró culpable ante una corte federal de Brooklyn, Nueva York, por haberse confabulado para que su banco evadiera el cumplimiento del Foreign Account Tax Compliance Act (Fatca) y, por lo tanto, defraudar a Estados Unidos de América.
El primer banquero preso por evadir Fatca
Adrian Baron fue extraditado por Hungría hacia Estados Unidos en el mes de julio de este año. El IRS, la SEC, el FBI, la Oficina Tributaria del Departamento de Justicia, la Fiscalía de Distrito del Estado de Nueva York y la Policía de Londres, colaboraron en la investigación que llevó a la captura, extradición y declaratoria de culpabilidad de Adrian Baron, ante una corte federal en Nueva York.
El Acuerdo Intergubernamental (IGA) Modelo 1 para el Cumplimiento de Fatca, entre Hungría y Estados Unidos, entró en vigor el 16 de julio de 2014. El IGA de Hungría es sustancialmente igual al que tiene Panamá firmado con Estados Unidos y que entró en vigor el 25 de octubre de 2016.
Adrian Baron fue Chief Executive Officer y Chief Business Officer de Loyal Bank Ltd., un banco offshore con oficinas en Budapest, Hungría, y en San Vicente y las Granadinas, un país caribeño que también tiene un IGA Modelo 1 con Estados Unidos, en vigor desde el 13 de mayo de 2016.
En junio de 2017, un agente encubierto se aproximó a Baron y se identificó como ciudadano de Estados Unidos. El agente le dijo al banquero que deseaba abrir una serie de cuentas corporativas en Loyal Bank Ltd., para llevar a cabo su negocio, y que necesitaba que el banco evadiera sus obligaciones Fatca que le corresponden conforme al IGA. Loyal Bank Ltd. procedió con la apertura de las cuentas sin llevar a cabo la debida diligencia conforme a las exigencias del IGA.
Como si fuera poco, además, el agente encubierto le informó a Baron que las cuentas en el banco serían utilizadas para un “esquema” de manipulación de mercados de acciones, y además, le explicó cómo funcionaría el “esquema”.
Más aún, el agente le dijo que aunque él sería el verdadero dueño de las cuentas, su nombre no podía aparecer en ninguno de los registros. El banco procedió y las cuentas se abrieron sin llevar a cabo la debida diligencia Fatca, y se le dieron al agente tarjetas de débito para movilizar las cuentas.
Hoy, Baron está preso. El primer convicto de Fatca, aunque hay otras personas indiciadas en el caso. “Diseñar esquemas para evadir los requisitos de información de Fatca es una grave violación de la confianza entre las instituciones financieras extranjeras registradas y el IRS”, declaró el agente especial del IRS a cargo de la investigación. Añadió: “El IRS continuará monitoreando el cumplimiento con Fatca y buscará enjuiciar a cualquier persona o entidad registrada sospechosa de ayudar deliberadamente a los contribuyentes de Estados Unidos a evadir que se les reporte bajo Fatca”.
Como vemos, Estados Unidos está demostrando, con este primer y emblemático caso, que las instituciones financieras no estadounidenses son depositarias de la confianza del IRS.
Que la institución financiera resida en un país con IGA no es obstáculo para que las autoridades estadounidenses persigan a las personas que intencionalmente colaboren con la evasión de Fatca, hasta las últimas consecuencias.
Ahora bien, y como comentario final y al margen de este impactante precedente, resulta paradójico que el desplazamiento de cuentas financieras hacia Estados Unidos es hoy una externalidad patente a causa de la implementación cuasi–global del CRS.
El cliente que desea mantener la privacidad de su cuenta financiera está migrando desde su tradicional centro financiero offshore hacia instituciones financieras en Estados Unidos, porque las asimetrías existentes entre Fatca y el CRS, apuntaladas por las limitaciones del régimen de reporte tributario interno en Estados Unidos, le aportan a las instituciones financieras estadounidenses una ventaja competitiva formidable para la captación de capitales de no residentes que desean mantener la privacidad de sus cuentas.
Son estos esquemas elusivos del CRS, a través de Estados Unidos, los que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos pretende desincentivar mediante sus “Normas Modelo para la Revelación Obligatoria de Esquemas Elusivos del CRS y de Estructuras Offshore Opacas”.
Estas normas tardías y de muy difícil implementación son la timorata respuesta europea a la fuerza de atracción, prácticamente irresistible, que el propio CRS le ha infundido a la plaza financiera estadounidense para succionar los capitales de no residentes.