Los sushis, los helados y la cerveza caerán del cielo, o casi. Israel, uno de los líderes mundiales en el mercado de drones, se lanza a las entregas a domicilio, en especial de platos preparados y material médico, vía estos artefactos voladores.
Durante una demostración, tres drones, cargados con sushis y latas de cerveza, sobrevolaron los altos edificios de Tel-Aviv, antes de descender y posarse en áreas de aterrizaje al borde del mar.
El ejercicio, organizado por High Lander y Cando, dos empresas punteras del sector, forma parte de un proyecto de 20 millones de séqueles (6 millones de dólares, 5,2 millones de euros) para promover la tecnología israelí en el sector de los drones.
“La idea no es hacer volar un dron, sino varios, de diferentes fabricantes, controlados por nuestro programa informático y que estemos seguros de que no van a chocar” explica a la AFP el presidente ejecutivo de High Lander, Alon Abelson.
Daniella Partem, encargada del proyecto en el seno de la Autoridad israelí de la Innovación, explica que se imagina a “miles” de drones volando simultáneamente en las superpobladas ciudades del futuro, entregando todo tipo de productos, desde medicamentos a platos preparados, pero también reforzando las misiones de la policía con la toma de fotos.
“Nuestro objetivo es crear un mercado competitivo en Israel que no esté dominado por una sola empresa” explica.
“Si logramos retirar los vehículos de las carreteras para ponerlos en el aire, podríamos actuar sobre el tráfico, podríamos reducir la contaminación aérea (...) creando un medio ambiente mejor y más seguro para las entregas a domicilio” agrega Partem.
El experto en drones Michael Horowitz, politólogo en la Universidad de Pensilvania, explica que Israel está que concibiendo “análogos civiles” a los drones militares, artefactos cada vez más pequeños y capaces de desplazarse en grupo.
Según él, los progresos en el sector de los drones civiles podrían ayudar a Israel a reconquistar cuotas de mercado en este ámbito, mientras sus rivales, China y Turquía, son sus competidores en las exportaciones de drones militares.
Abelson, de High Lander, dice tener clientes en todo el mundo, en especial en Japón, Corea del sur, Francia, Estados Unidos, Israel y varios países africanos.
Manoel Coelho, presidente ejecutivo de la sociedad brasileña de drones Speedbird Aero, declaró a la AFP que utilizaba High Lander ya que la empresa es “una de las primeras del mundo en gestionar el espacio aéreo de forma tan organizada”, dice, en alusión al riesgo de accidentes.
Otros proyectos están aún en una fase muy experimental.
Hadas Aharoni, de 22 años, controladora de la sociedad de drones Airwayz, vigila a decenas de drones autónomos que vuelan sobre la ciudad de Hadera, en el norte del país, desde una sala de control en Tel-Aviv, a unos 50 km al sur.
“Podemos ver las trayectorias de vuelo o dónde los drones despegan o aterrizan, su altura, su nivel de batería y todos los problemas que debemos resolver para que lleguen a buen puerto” explica Hadas Aharoni.
Varias empresas israelíes ya empiezan a experimentar este nuevo tipo de entregas a domicilio, como las cadenas de sushis Japanika o de helados Golda.
Durante una semana, Golda abrió una tienda en la playa en Tel-Aviv y propone a los clientes escanear un código QR y pedir helados entregados por un dron.
Y para Talya Marder, responsable de marketing de Golda, el valor añadido de los drones es evidente.
“En menos de diez minutos, ya tienes en casa tu pedido, lo que no se puede hacer con vehículos ordinarios” explica la responsable.