De Wall Street a Silicon Valley, pasando por los mataderos y el transporte aéreo, cada vez más empresas de Estados Unidos exigen vacunarse a sus empleados, llegando incluso a despedir a los recalcitrantes.
La cadena de información CNN expulsó por ejemplo a tres asalariados que infringieron su política sanitaria cuando acudieron a trabajar sin estar inmunizados contra el covid-19.
“Déjenme ser claro: tenemos una política de cero tolerancia al respecto”, escribió el presidente de CNN, Jeff Zucker, en un memorando tuiteado el jueves de la semana pasada por un periodista de la cadena.
Pero las empresas dudaron durante un buen tiempo.
El jefe de la aerolínea United Airlines, Scott Kirby, advirtió desde enero que pensaba imponer la vacunación a todos los empleados en Estados Unidos.
No obstante fue hasta este viernes pasado que pidió finalmente a los 67.000 asalariados de la firma hacerlo de aquí a finales de octubre.
“Sabemos que algunos de ustedes no estarán de acuerdo con esta decisión”, escribió en un mensaje firmado junto con el responsable de asuntos públicos de la empresa.
“Pero nuestra mayor responsabilidad consiste en asegurar su seguridad en el trabajo y los hechos son claros: todos estamos más seguros cuando todos estamos vacunados”.
Según la Agencia Federal para el Cumplimiento de las Leyes Contra la Discriminación en el Lugar de Trabajo (EEOC en inglés), los empleadores tienen derecho a exigir la vacunación de los trabajadores que vuelven a modalidad presencial, salvo en caso de excepción médica o de objeción religiosa.
CNN tenía derecho de despedir a los empleados que desobedecieron las reglas, si las condiciones estaban estipuladas en el contrato, precisa Eric Feldman, especialista del derecho de la salud en la universidad de Pensilvania.
“Ponerse en peligro al no querer vacunarse es imprudente, pero arriesgar a otros es claramente contrario a la ética y en numerosos casos ilegal”, agrega.
En Wall Street, que anima desde hace tiempo a sus empleados a volver a la oficina, el banco de inversión Morgan Stanley y el gestor de activos BlackRock advirtieron desde junio que solo los empleados vacunados podrían ingresar a los inmuebles.
En Silicon Valley, Google, Facebook y Microsoft tomaron decisiones similares en los últimos días.
El gigante de la carne Tyson Foods anunció por su parte el martes de la semana pasada que la vacunación sería obligatoria desde el 1 de noviembre para sus asalariados en oficinas y mataderos.
Con la explosión de contagios ligada a la variante delta, “es un buen momento para pasar a la siguiente etapa”, estimó Claudia Coplein, médica en jefe de la empresa.
Poco menos de la mitad de los empleados de Tyson Foods estaban vacunados hasta el momento, en consonancia con la media nacional: la Casa Blanca anunció el viernes que la mitad de la población estadounidense está completamente inmunizada.
Las empresas “esperaban primero ver cuántos empleados se vacunarían por voluntad propia”, señala Peter Cappelli, profesor de gestión en Wharton School.
Si algunas compañías aún son reticentes a imponer el inmunizante, esto se debe principalmente a razones políticas, considera el experto.
“Hay tanta gente que piensa ahora que es legítimo oponerse a la vacunación que algunos empleadores temen enfrentar una oposición política”, explicó.
Walmart por ejemplo, primer empleador privado del país, lo hizo obligatorio para los empleados de su sede, pero no para los de supermercados y almacenes.
“Esas tiendas se encuentran principalmente en zonas rurales donde las fuerzas antivacuna tienen más arraigo”, señala Cappelli.
En un momento en que es difícil convencer a los indecisos en algunos sectores, sobre todo entre los que reciben salarios más bajos, los empleadores no quieren tomar el riesgo de disuadir eventuales trabajadores.
“Esperábamos haber salido de este lío para estas fechas”, subraya Michael Urban, de la escuela de ciencias de la salud en la universidad de New Haven. “Pero no es el caso porque muchas personas no confían en el sistema”.
Ahora que algunas grandes empresas dan el primer paso, otras deberían seguir, prevé.
Pero para las pequeñas compañías que apenas sobreviven y deben mantenerse al tanto de los cambios de reglas, sería más fácil que las autoridades decidan imponer la vacunación para todos, añade.