El proyecto de “etiqueta verde” para la energía nuclear, creada por la Comisión Europea y bajo examen de los Estados miembros de la Unión Europa (UE) desde enero, se une a varias restricciones que causan descontento entre las empresas del sector.
El siguiente es un panorama del tema. Las actividades actuales del sector nuclear no están incluidas en la lista de inversiones que se pueden beneficiar de las ventajas del financiamiento verde (taxonomía de la UE).
Se refieren a la construcción de nuevas centrales para la producción de electricidad y los trabajos para la prolongación de las centrales existentes, así como la investigación para el desarrollo de tecnologías para reducir los desechos.
Pero la gestión del ciclo de combustible (extracción y enriquecimiento de uranio, tratamiento del combustible usado, enterramiento), elemento central de la cadena de valor, no se menciona.
El proyecto de texto fija una fecha límite para el reconocimiento de la energía nuclear, una tecnología baja en carbono pero considerada como una solución “transitoria” al calentamiento global, al igual que el gas.
Solo las energías renovables (eólica, solar, etc) están en la categoría de inversiones “durables” y son el objetivo prioritario de la política energética europea.
Para las nuevas centrales nucleares, ese reconocimiento de “transitorio” se aplicará a proyectos con permiso de construcción antes de 2045. La prolongación de centrales existentes estarán autorizadas hasta 2040.
Tales límites buscan estimular la entrada lo más temprano posible de los futuros reactores de cuarta generación, esperados en las próximas décadas, más seguros y que limitan considerablemente la generación de desechos.
Se prevé una cláusula de revisión: las fechas límites deberán “ser revisadas según el avance en el desarrollo de esas tecnologías”.
La “etiqueta verde” solo podrá ser otorgada a proyectos nucleares que incluyan las mejores tecnologías disponibles. Las nuevas centrales deben ser al menos de tercera generación.
Para ser reconocido en la taxonomía de la UE, todos los proyectos de central (construcción o ampliación) deberán utilizar los nuevos combustibles resistentes a accidentes (“accident tolerant fuel”).
La Sociedad Francesa de Energía Nuclear reconoce el interés de esa innovación en materia de seguridad, pero considera que “no debe ser una exigencia” debido a que esos carburantes están aun en fase de investigación y desarrollo, con un calendario de lanzamiento que permanece incierto.
Paradójicamente, aunque no son reconocidos en las actividades beneficiarias de la “etiqueta verde”, el manejo del tratamiento y almacenamiento de desechos, así como del desmantelamiento de las instalaciones en fin de vida útil, figuran entre los criterios exigidos para los proyectos de construcción y renovación de centrales.
Esas restricciones incluyen para los Estados miembros que tienen los proyectos la existencia de un plan de gestión de todos los tipos de desechos, radioactivos o no, así como la reutilización de combustibles usados en la medida de lo posible.
Pero también un proyecto detallado para disponer de aquí a 2050 de las instalaciones de almacenamiento de desechos nucleares de alta intensidad, algunos de los cuales permanecen peligrosos durante 100.000 años. También se requiere un plan de financiamiento de dispositivos.
Cada proyecto de nueva central o de prolongación de central existente deberá ser notificada a la Comisión Europea, que analizará su conformidad con los criterios fijados.
Deberá también ser objeto cada cinco años de un informe detallado enviado a Bruselas para hacer el balance de sus avances.
De esta forma, el ejecutivo europeo se atribuye nuevas prerrogativas que podrían volverse redundantes con las de las autoridades de seguridad nacionales y afectar la soberanía de los Estados en materia energética.
Todos los inversores deberán publicar la parte de sus actividades desarrolladas en el sector nuclear. Esta disposición permitirá a los actores financieros que lo desean crear productos de inversión “verdes” con la garantía de que están libres de energía nuclear.