El escándalo de Cambridge Analytica, que usó sin autorización datos de alrededor de 50 millones de usuarios de Facebook, y que luego sirvieron para una estrategia de campaña electoral en la candidatura del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, creó un antes y un después en el mundo de las redes sociales. Abrió un debate mundial y legislativo en Europa y Estados Unidos sobre lo expuestos que están los usuarios en las plataformas y en internet en general.
Expertos legales y en tecnología señalan que se desdibuja con facilidad la frontera entre los datos públicos y privados en las redes sociales. El gran desafío está en reglamentar su uso, concienciar a los usuarios de lo que ponen en las plataformas y que las empresas actúen con transparencia y claridad a la hora de analizar la data de sus clientes y usuarios.
Facebook sobrepasa los 2 mil 200 millones de usuarios, a lo que se suman otras de las plataformas del emporio tecnológico de Mark Zuckerberg como WhatsApp con mil 500 millones de personas registradas, las mil 300 personas que usan el messenger de Facebook y la plataforma de imágenes y de historias instantáneas, Instagram con 830 millones de usuarios. Otras redes más populares en el mundo son YouTube con mil 500 millones de usuarios, Twitter con 330 millones, Skype con 300 millones y LinkedIn con 260 millones.
Aunque las plataformas tienen normas de uso y solicitan autorización a los suscriptores, pocos leen estas condiciones y simplemente le dan aceptar. Algunos tampoco colocan filtros sobre quiénes puede ver la información publicada y compartirla. Se trata de una doble responsabilidad, la de la plataforma y la de los individuos que las usan.
La delgada línea de la privacidad de los datos
Andrés Williamson Nasi, encargado de privacidad y cumplimiento de Microsoft, indicó que en un mundo en el que la tecnología no para y cada vez se usan más herramientas como la inteligencia artificial y plataformas de análisis de big data, la responsabilidad en el uso de la información es mayor.
“Como compañía tecnológica tenemos una responsabilidad muy grande sobre el uso de los datos y la sociedad en general también lo tiene, pues al implementar soluciones tecnológicas que usen por ejemplo inteligencia artificial, deben tomarse en cuenta principios fundamentales como el tratamiento justo de los datos, la privacidad y la confidencialidad de los mismos”.
Sostiene que una empresa debe saber que si una máquina comete un error con los datos, no es ese artefacto o plataforma la responsable, si no el ser humano que está detrás de la máquina que tenía que monitorear y estar pendiente de lo que sucede.
Insiste en que es fundamental que las herramientas, plataformas y soluciones tecnológicas que se implementen puedan tener un justo tratamiento de la información. “Todas estas nuevas tecnologías y tendencias ofrecen retos y también oportunidades, está en el ser humano sacarle todo el provecho y como sociedad tenemos que establecer los límites y los controles para delimitar hasta donde pueden unas máquinas procesar toda la información digital que hay en las redes sobre nosotros”.
Williamson Nasi participante en un foro sobre privacidad de datos organizado por el escritorio jurídico Alfaro, Ferrer & Ramírez (AFRA), indicó que Panamá necesita con urgencia una ley de protección de datos que limite y establezca controles. “Panamá es uno de los países que no cuenta con esta legislación, y es urgente que en dos o tres años es fundamental contar con una ley con estándar global”.
Precisa que las compañías no pueden liberar y dar a un tercero los datos de los clientes de forma arbitraria, por ejemplo la información que se dan a los bancos son para el análisis de los créditos, no para que los usen o los vendan a otras empresas para mercadear otros bienes y productos.
La delgada línea de la privacidad de los datos
Alejandro Alemán, socio de AFRA, añadió que la falta de una normativa legal para la protección de los datos deja expuesto al país. “Hubo un proyecto de ley el año pasado que fue rechazado en primer debate en la Asamblea Nacional, por un tema de presupuesto y hace un par de semanas se volvió a presentar y ahora mismo está pendiente”.
Es un proyecto de ley muy ambicioso y que refleja la tendencia global en esta materia, añade Alemán. “Ojalá que se permita en medio del ambiente político tener un debate objetivo y con profundidad, este tema es muy importante incluso igual que lo que ha sucedido con la transparencia financiera, que al país se le ha exigido normativas con estándares globales”, acotó.
Sostuvo por otro lado, que aunque no existe aún una ley para el tema específico, en Panamá hay derechos constitucionales y el código penal que consagran el derecho a la privacidad.
“Cuando es el usuario el que expone su vida y sus datos abiertamente, se presenta un desafío. Las redes sociales te exponen y aunque mucha gente piense que sus datos son privados, la realidad es otra, están allí en el LinkedIn, en el perfil. El tema es cómo y quién está usando esa información y para qué”, reflexiona Aleman.
Recordó que es importante revisar el protocolo de acceso que permiten los usuarios cuando exponen sus datos en las redes. “Si deciden colocar su perfil público y sin restricciones más tienen que entender que es menos el derecho de privacidad que tienen porque están expuestos a que terceros usen los datos”.
Precisó que en el análisis de la información herramientas como la big data son de mucha utilidad para conocer tendencias y comportamientos y no hay que satanizar esta herramienta por el caso de Facebook y Cambridge Analytica. “En el análisis de la big data es fundamental que la información estudiada se use friamente y disociada al usuario y dueño de la información”, añadió.
La delgada línea de la privacidad de los datos
Darrell Bricker, gerente global de relaciones públicas de Ipsos, empresa de análisis de mercado y tendencias, precisa que la protección de los datos de los usuarios es una prioridad en cada uno de los estudios y consultas que realizan.
“Trabajamos constantemente con nuestros clientes y con sistemas de tecnología para garantizar la seguridad de los datos que nos proporcionan y garantizar la confidencialidad, porque cualquier vulnerabilidad de la información haría difícil el trabajo de análisis que realizamos”.
Añade que hoy se vive un mundo en el que puede medirse todo y hay más información disponible que antes, y eso es la big data. Indica que la tarea es saber cómo interpretar esa información y usarla adecuadamente. “Nuestro trabajo es descubrir los datos disponibles, interpretarlos y usarlos para darles una importancia para nuestros clientes y conocer las tendencias”.
Miles de millones de datos se suben y se procesan en la red; y es un clamor global el uso transparente y justo de la información. Pero también crear conciencia de que somos responsables de lo que subimos y exhibimos para bien o para mal, estamos expuestos.
La delgada línea de la privacidad de los datos