La sequía que ha provocado la reducción del calado y ha limitado la cantidad de tránsitos por día en el Canal, ha puesto a Panamá en el foco mundial, debido a que el clima comienza a impactar no solo las cadenas de suministro, sino que enciende las alarmas sobre un efecto directo del cambio climático en la región.
Desde España, Gonzalo Delacámara quien es experto en medioambiente y gestión del agua y actualmente es director del Centro de Agua y Adaptación del Clima en IE University, ve con preocupación lo que sucede en Panamá y hace un repaso de los retos que tiene el país en materia de la gestión del recurso hídrico no solo para la ruta, sino para el consumo de la población.
Además de que advierte que el cambio climático y sus efectos no es algo anecdótico y lejano, ya está tocando a Panamá y a otras regiones del mundo. La desalación, invertir en plantas para tratar las aguas residuales en los hogares es una de las recomendaciones de este experto.
¿Cómo están analizando el tema de la sequía que afecta al Canal?
Lo que observamos en el Canal es una situación que tiene mucha relevancia para el desarrollo económico y social del país, por lo que supone en términos de ingresos y de contribución al producto interno bruto, pero debe analizarse en una escala superior, porque los desafíos a los que nos estamos enfrentando en gran medida amplificados por el cambio climático, son desafíos que ya estamos viendo en otros lugares. Es decir, el riesgo que se produce en estos momentos, es un riesgo cierto, la disrupción de cadenas de suministro vinculadas a la menor disponibilidad de agua en el Canal de Panamá, que dificultan el transporte marítimo, son muy similares a los desafíos que hemos visto o que incluso vemos simultáneamente en los grandes ríos que cruzan Europa, el Rin, el Elba, el Danubio. Lo vemos en el Canal de Suez y lo vemos también en lugares como el río Mississippi que afectan a todo el comercio en el medio este norteamericano, o en el río Yangtsé en China.
¿Hasta qué punto cómo sociedad mundial, estamos siendo capaces de responder a los desafíos en términos de seguridad hídrica a largo plazo?
En un contexto de adaptación al cambio climático me parece que es el desafío fundamental también en el Canal de Panamá.
¿El Canal busca nuevas fuentes hídricas para la ruta, pero hay una presión por el tema del consumo para la población?
Se debe reflexionar sobre algunas paradojas en torno a Panamá. Estamos hablando del quinto país del mundo en niveles de precipitación, estamos hablando de que es el segundo en el hemisferio en la parte occidental, flanqueado por dos océanos, que tienen más de 500 ríos en su territorio, que tiene una amplísima oferta de recursos de agua dulce renovable. Creo que estamos hablando de algo superior a los 30,000 metros cúbicos per cápita. Para que nos hagamos una idea, eso sería 6 veces más que la media mundial y sin embargo, Panamá, es un país lleno de riesgos crecientes en relación a la seguridad hídrica, de los cuales paradójicamente el mayor de ellos es precisamente la escasez de agua a largo plazo.
Este tema que ya afectaba la zona del Arco Seco, o en lugares como Cerro Punta o la reserva indígena de Ngäbe-Buglé, o en la sabana central veragüense se comienza a extender a otras partes del país y de repente vemos cómo la cuenca del Canal de Panamá también se ve afectada por este tipo de desafíos.
¿Se requiere más eficiencia en el uso de agua?
En buena parte de las zonas que afectan la disponibilidad de agua en la cuenca del Canal de Panamá estamos viendo una presión cada vez más intensiva por parte de la agricultura, que es el gran consumidor. La agricultura de regadío es el gran consumidor de agua en el mundo en su conjunto, y también en estas cuencas.
Además, estamos viendo cómo Panamá pese a ser uno de los países con más reservas de agua dulce en el mundo, al mismo tiempo es el país de todo América Latina que tiene un mayor consumo de agua por persona y por día. Estamos hablando de unos niveles de consumo de agua por día por encima de los 500 litros, cuando en Madrid estamos muy poco por encima de los 100 litros.
Hay unas estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo que nos dicen que con el ritmo de desarrollo económico, con las pautas de desarrollo urbano y con las pautas de cambio demográfico que se están produciendo en Panamá, el consumo debería estar aproximadamente en 250 litros por persona y día, estoy hablando de los hogares.
Estoy apelando a los hogares panameños y sin embargo, estamos por encima de 500 litros por persona y día. Qué quiero decir con esto: la reflexión es desde el punto de vista de la disponibilidad y de la creación del recurso, de la búsqueda de nuevas fuentes de agua y de la diversificación de las fuentes de agua, para no sólo depender de aguas superficiales, sino poder depender también de la reutilización de agua o de la desalación de agua de mar.
La falta de lluvias para nutrir la cuenca de El Canal es un tema mundial, producido por el cambio climático, indica el experto Gonzalo Delacámara, al señalar que deben buscarse alternativas como la desalación del agua del mar. EFE
¿Qué otras alternativas tiene Panamá?
Creo que hay que avanzar en la diversificación de las fuentes de oferta, esto implica la recuperación de aguas residuales o de aguas de tormenta. Son tratamientos avanzados que nos permiten regenerar esas aguas contaminadas y reutilizarlas en un modelo de economía circular.
Además, esto implica nuevos modelos de negocio y nuevos esquemas de desarrollo económico y social. Tener plantas depuradoras de aguas residuales procedentes de los hogares, panameños que se pueden convertir en especies de biorrefinerías, que lo que nos permiten recuperar agua para reutilizar en la agricultura. Esta puede ser una apuesta clara.
La segunda apuesta clara en algunos casos, sobre todo en lugares de costas, puede ser la opción de la desalación de agua de mar, que además está pasando por un momento muy interesante a nivel mundial... Podemos cambiar el modelo de operación de esas plantas de desalación para recuperar materiales críticos disponibles en las salmueras y entregar el agua incluso, potable, como un subproducto. Por tanto, me parece que está apuesta en el lado de la diversificación de las fuentes de oferta, sería una opción.
Gonzalo Delacámara, experto en gestión de agua, indica que Panamá debe reducir la brecha de acceso del recurso en las zonas rurales. Cortesía.
Otras medidas tienen que ver con la gestión del suelo, la gestión de masas forestales y de las riberas de los ríos, que nos permitan hacer retención natural de agua, garantizar que en los periodos en los cuales no tenemos tanta agua disponible, el propio suelo retiene más agua y se convierte en una reserva natural adicional que añadir a nuestros recursos procedentes de precipitaciones por ejemplo.
Y por el lado de la demanda es importantísimo avanzar en la eficiencia en el uso de agua en las redes urbanas, para lo cual sería importante avanzar en inversiones que garantizasen el reemplazo de las redes de distribución y el reemplazo de las redes de alcantarillado, y al mismo tiempo tenemos que ser capaces de avanzar en la eficiencia en el uso de agua en la agricultura, que como decía antes es el gran consumidor de agua en cualquier país.
Todo esto se debe hacer sin olvidar el reto de cerrar las brechas en agua y saneamiento, es decir, hay una parte importante de la población panameña que todavía no tiene un acceso mejorado a servicios de agua, ni de calidad, ni potables en zonas rurales.
