La transformación digital marca el futuro del empleo; pero no todos tienen las habilidades, se puede crear una informalidad digital, y más personas sin la debida seguridad social advierte experto de la OIT.
La aceleración de la transformación digital y la rápida adopción de plataformas para trabajar en remoto, abrió las puertas para que el futuro laboral se adelantara. Las fuentes de empleo ya no se limitan a un espacio físico ni tampoco a una geografía. Con las suficientes habilidades en tecnología por ejemplo, idiomas y una conexión de banda ancha, se puede trabajar desde Panamá en temas de programación, ciberseguridad y otras carreras afines por citar algunos casos, para cualquier empresa en otras partes del mundo.
Aunque pareciera que el mundo del trabajo “se democratizó”, en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) temen que se esté generando un nuevo tipo de informalidad, la digital, y se acentúe la desigualdad.
Al ser América Latina una región históricamente desigual en términos de ingreso, a la OIT le preocupa cómo se incrementará este problema en medio del avance tecnológico disímil. Álvaro Ramírez, especialista en Desarrollo Empresarial y Formación Profesional de la OIT en Centroamérica, Haití, Panamá y República Dominicana, indica que por una parte hay grandes ganadores con la pandemia en términos laborales: los que hablan otros idiomas, tienen capacidades tecnológicas y conectividad. “Pero está el grupo que no habla inglés, que no tienen competencias y tampoco una buena conectividad, y si ya había una brecha de ingresos, el riesgo de incrementarse será mayor por lo que debe trabajarse en darle oportunidad a este grupo”.
A la OIT le preocupa que en el mercado laboral se acentúe la desigualdad que ya existe en países como Panamá. Corprensa/Pastor Morales
Admite que uno de los cambios más importantes ha sido la integración del mercado laboral. “El empleo ya no está limitado a las fronteras, las personas pueden trabajar desde su casa a cualquier parte del mundo”.
Se abre un universo de oportunidades para las personas que estén capacitadas en áreas y habilidades técnicas específicas. Refiere que hay nuevos puestos de trabajo en el mundo que no se han podido llenar por falta de personas capacitadas como unos 3 millones de puestos en ciberseguridad vacantes en Estados Unidos. Pero a su vez están los trabajadores que se valen de las plataformas digitales para generar ingresos que no cuentan con seguridad social.
Ramírez indica que las legislaciones laborales del mundo tienen que adaptarse a las nuevas tendencias del empleo digital como el trabajo bajo demanda o gig economy o al que se genera en plataformas delivery de transporte y otros.
Insiste en que estas nuevas formas flexibles del trabajo digitales, no pueden estar desprovistas de derechos. “Si no hay derechos, vamos hacia una gran informalidad digital y los trabajadores estarán sin protección”.
Mientras hay un reacomodo en el mundo y la economía trata de levantarse, la OIT prevé que en 2022 el número de desempleados se sitúe en 205 millones, muy por encima de los 187 millones de 2019. La tecnología puede ser una aliada para reducir la desocupación, pero abre las puertas a otros problemas en el mediano y largo plazo si no se toman los correctivos.
Ramírez indica que se debe trabajar con las universidades para crear planes de estudio adaptados a los nuevos trabajos, aprender otras habilidades tecnológicas y dar acceso a conectividad a todos los segmentos de la población. A la par de incorporar a los informales tradicionales y ahora a los digitales en los aportes a la seguridad social.