La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente nuevas recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia científica más actualizada. En un esfuerzo por mejorar la salud y prevenir enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación, la OMS aconseja a los adultos que consuman al menos 400 gramos de verduras y frutas al día. También sugiere que los adultos limiten la ingesta total de grasas al 30% o menos de su ingesta diaria de energía.
Además, la OMS hace hincapié en la importancia de la calidad de las grasas consumidas. Se recomienda que los adultos elijan principalmente ácidos grasos insaturados y reduzcan la ingesta de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans a menos del 10% y 1% de la ingesta energética total, respectivamente. Estos ácidos grasos saturados y trans, que se encuentran en alimentos como carnes grasas, productos lácteos, aceites duros y alimentos procesados, han sido asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras afecciones de salud.
En cuanto a los carbohidratos, la OMS recomienda que para todas las personas mayores de 2 años, la mayor parte de la ingesta de carbohidratos provenga de fuentes como cereales integrales, verduras, frutas y legumbres.
Para los más jóvenes, las recomendaciones varían según la edad. Los niños de 2 a 5 años deben consumir al menos 250 gramos diarios de verduras y frutas, mientras que los de 6 a 9 años deben ingerir al menos 350 gramos y los de 10 años o más deben consumir al menos 400 gramos al día. En cuanto a la fibra alimentaria natural, se aconseja que los niños de 2 a 5 años consuman al menos 15 gramos diarios, los de 6 a 9 años al menos 21 gramos, y los de 10 años o más al menos 25 gramos.
Estas recomendaciones tienen como objetivo reducir el riesgo de aumento de peso no saludable y prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, especialmente en adultos y jóvenes vulnerables.
La OMS subraya la importancia de llevar una dieta equilibrada y rica en nutrientes para mantener una buena salud en todas las etapas de la vida, y enfatiza la relevancia de adoptar hábitos alimentarios saludables desde la infancia. Estas nuevas directrices buscan empoderar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su alimentación y mejorar la calidad de vida a través de una dieta nutritiva y adecuada.