Panamá sabe a arroz con guandú, a ají chombo, a hojaldre, a sancocho, a plátano en tentación, a tamal de olla, a ron ponche, a café y a chocolate. Y sí, a chocolate. De la tierra de Bocas del Toro se extrae un fruto para deleitar al mundo: el cacao trinitario.
Los granos son molidos en Chiriquí y procesados artesanalmente en ciudad de Panamá. El fruto se transforma en barras de fino chocolate, que mezcladas con sabores locales les relatan la historia del país a los consumidores. Los productos pertenecen a la marca de I Love Panama Chocolate.
“La idea nació cuando trabajaba en una agencia de diseño. Se me ocurrió darles a los clientes como regalo barras de chocolate. El producto gustó tanto, que luego me pidieron que hiciera más para un evento y así surgió la idea de crear una chocolatería que fuese una especie de embajada del sabor del cacao panameño y crear una cultura de chocolate que faltaba en nuestro país”, dice Jaime Justiniani, fundador de la empresa Sagrado Cacao.
Más que un regalo para llevar, I Love Panama Chocolate se ha convertido en un chocolate viajero que llevan como souvenir los viajeros panameños y los turistas extranjeros. “En las redes sociales con la etiqueta chocolate viajero, las personas se toman una foto y muestran las barras de chocolate panameño con el sello de I Love Panama Chocolate. Las imágenes han sido tomadas en Rusia, la Gran Muralla China, Copenhague, Barcelona, San Francisco, California y hasta en Sudáfrica”.
El chocolate viajero
La particularidad de este chocolate es que cada una de sus barras es una postal que describe a Panamá en una imagen y cuyo contenido tiene sabores peculiares mezclados con chocolate puro. Lo elaboran con ingredientes clásicos, sal marina, limón y raspadura, relleno de maracuyá, café geisha y ají chombo. En diciembre se hizo uno con clavos de olor y galleta, para evocar sabores de regalos y añoranza de la infancia.
La barra dedicada al Canal se llama “1914” y se prepara con sal marina en honor a la unión de dos mares con el agua dulce ocurrida en el lago Gatún, el cual se representa en el néctar del cacao.
Cada 20 de diciembre, para no olvidar, la fábrica elabora una barra especial por los hechos de la “invasión” de Estados Unidos. “El concepto del producto se creó para contar la historia de Panamá y parte de esa historia es lo que sucedió el 20 de diciembre. Así que desde que comenzamos en 2015, decidimos sacar esta barra especial. Es 90% cacao, la barra más oscura y más amarga y se sacan solo 20 barras. No se comercializa masivamente, sino que va numerada y se vende por encargo. El dinero de la venta de estas barras financiará la edición de un libro para contar la historia a los niños”, expresa Justiniani.
La barra Dorada simboliza la rana dorada y tiene un ‘ganache’ de maracuyá. Mientras que la Congo lleva limón con raspadura. La barra Diablo tiene como ingrediente el ají chombo, y la de San Valentín se hace con fresas deshidratadas.
La planta de Sagrado Cacao, ubicada en Costa del Este, es un santuario del chocolate. Con frecuencia se ofrecen recorridos para ver el proceso de producción de los alimentos. Los visitantes se pasean durante el recorrido por la historia del cacao panameño, el cual incluye degustación, creación de barras de chocolate en el laboratorio, o la opción de maridajes con cerveza artesanal. Es un combo completo de productos nacionales con sello exportable.
El chocolate viajero
La producción supera las 5 mil barras mensuales, que se incrementan en la época de Navidad y Año Nuevo, y estos días con sobredemanda por la Jornada Mundial de la Juventud. El próximo paso de Sagrado Cacao es crear un museo del chocolate. “Queremos que el panameño conozca más del cultivo y el procesamiento del cacao”.
Con el sello I Love Panama Chocolate, la empresa exporta a República Dominicana, donde están en las tiendas de Duty Free America en el aeropuerto de Punta Cana, y el 10 de enero se envió el primer embarque de 60 kilos de barras de chocolate refrigeradas a Catar como un pedido especial.
Justiniani cuenta que en Catar se despertó el interés por el chocolate panameño debido a una visita que recibieron en la planta de un representante del emir de esa nación. “Paralelamente, un joven empresario de ese mismo país visitó Panamá y también probó nuestras barras de chocolate, le gustó tanto que decidió exportarlas desde Panamá para comercializarlas en su propia tienda”.
Hay pedidos de clientes en Francia y España que esperan por el producto. Sin embargo, estos envíos aún no se han podido concretar debido a que la planta de procesamiento de las barras está a la espera de una certificación que expide el Ministerio de Salud.
“Mientras tanto, cada embarque de chocolate de mediano a grande se tiene que hacer con un papeleo cada vez mayor. A diferencia de tener la certificación que agilizaría los procesos y daría paso a países como Francia y España y otros de la Unión Europea que sí requieren expresamente este documento”, agrega Justiniani, al señalar que ya cuentan con el sello Panamá Exporta y aprovecharán la Jornada Mundial de la Juventud para exhibir el producto en el estand de la Autoridad de Turismo de Panamá dentro del Aeropuerto Internacional de Tocumen y atraer a los peregrinos al tour de degustación y fabricación de chocolate en la planta.
Como un embajador de la tierra panameña, el chocolate de Sagrado Cacao ya tiene pasaporte con libre acceso al mundo, pues se va como equipaje en la maleta de los viajeros.
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Chocolate viajero
La historia de un chocolate panameño viajero.https://www.martesfinanciero.com/editorial/el-chocolate-viajero/
Posted by Martes Financiero on Tuesday, January 22, 2019